La mortalidad materna sigue en ascenso en RD

muerte maternaRepública Dominicana está lejos de cumplir la meta mundial de mortalidad materna que plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030.

Lograr que haya menos de 70 muertes maternas por cada 100 mil nacidos vivos antes del año 2030 se ha convertido en un desafío prácticamente inalcanzable. El año pasado, en lugar de avanzar, República Dominicana retrocedió cuando elevó a 132 el número de madres que murieron por cada 100 mil nacidos vivos.
La cifra no solo superó en 26 puntos porcentuales las muertes maternas que se registraron en el año 2019, también amplió significativamente la distancia entre el compromiso adquirido por el país en el año 2015 y la posibilidad de cumplirlo.

La elevada tasa de mortalidad materna no se corresponde con la proporción de partos con asistencia de personal sanitario especializado, la cual se ha mantenido cercana al 100 %, plantea el Segundo Infome Nacional Voluntario sobre el cumplimiento de la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
“Esto revela la necesidad de prestar mayor atención al conjunto de factores que inciden en la calidad del servicio y atención médica”, indica el documento elaborado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD).

En 2017 y 2018, la razón de mortalidad materna fue superior a 100 muertes por cada 100, 000 nacidos vivos, mientras que en 2019 disminuyó a 94.8, cifra equivalente a 25 puntos porcentuales de distancia de la meta mundial al año 2030.
Las causas más frecuentes de muertes maternas en el país son: hipertensión inducida por el embarazo, hemorragias, sepsis y el aborto.

La investigación plantea que las complicaciones asociadas al embarazo y al parto en mujeres que están en edad reproductiva acarrean un enorme costo social y económico para las familias, las comunidades y la sociedad en general.

Un estudio de casos realizado por el Centro de Estudios de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas sostiene que existe una serie de determinantes sociales que inciden directa o indirectamente en las muertes maternas y que, por tanto, tienen en común las fallecidas. Entre ellos se incluye: una situación económica precaria, bajo nivel educativo, ausencia de seguro médico y la falta de control sobre su sexualidad y salud reproductiva.

Una meta vinculada

Sin embargo, de acuerdo con las autoridades, el país avanza a buen ritmo en el cumplimiento de la meta 3.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que procura garantizar a la población el acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos la planificación familiar, información y educación.
El porcentaje de adolescentes sexualmente activas que utiliza algún método anticonceptivo es de 69.8 %, según la Encuesta Nacional en Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR 2018).
Esta es una de las variables que se asocian a que el país se ubique entre los que reportan mayor proporción de embarazos en adolescentes.

De hecho, confirma la encuesta que el 19 % de las mujeres de 15 a 19 años de edad, ha estado alguna vez embarazada, cifra que aumenta a 23.7 % en la zona rural.

El Ministerio de Salud Pública, a través de la División Materno Infantil y Adolescentes, ha asumido la compra de los métodos anticonceptivos desde el año 2010 y los mismos están accesibles de manera gratuita para la población en la red pública de servicios, además de que están siendo ofertados a bajo costo en algunas farmacias del Programa de Medicamentos Esenciales (PROMESE), asegura el informe nacional voluntario presentado por el MEPyD.

A paso lento avanzan otras metas de salud

Poner fin a las muertes evitables de menores de cinco años es otra de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En concreto el desafío consiste en lograr que al 2030 la tasa mortalidad en menores de 5 años sea reducida al menos a 25 por cada 1000 nacidos vivos y la tasa de mortalidad neonatal a 12.

Para el año 2019, la tasa de mortalidad en menores de cinco años en República Dominicana fue de 28.0 por cada 1,000 nacidos vivos, mientras que la tasa de mortalidad infantil se situó en 23.5. El nivel de estas dos tasas, aclara el informe del MePyD, está muy determinado por la mortalidad neonatal, que fue de 19.5.

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